No dejo de mirarme los zapatos. Paso tras paso me aseguro de que siguen ahi, de que no se han fugado con otros pies. Por fin son mios! Tanto tiempo en el escaparate o colgados en internet y por fin los tengo yo! Lo cierto es que cuando estreno zapatos me siento como una niña de 5 años que camina contenta hacia la escuela para poder lucir su nuevo preciado tesoro a sus amigas.
Hoy ha sido como si estrenara zapatos (hacia meses que no me los ponia y en este continente nadie los habia visto). Y para ser sinceros me han hecho tanto daño como si fueran nuevos. He ido arrastrando los pies todo el dia o cojeando porque me dolia mas de un pie que de otro. Vamos, que mi alegria mañanera se ha transformado en dolorosas heridas en los talones.
Afortunadamente esos zapatoa ya estan de vuelta en el fondo del armario y puede que alli se queden una temporadita.
Espero que no me echeis mucho de menos, zapatitos.
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